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No me gusta llamarme atea

por Eva Row (seudónimo de la óptica y bloguera argentina Eva Lenczner)

Mozart escucha su Réquiem con sus amigos leyendo a primera vista las partituras

Mozart escucha su Réquiem con sus amigos leyendo a primera vista las partituras.

NO ME GUSTA LLAMARME ATEA,
no soy militante del ateísmo.

Acabo de hacer un post sobre Mozart y de repente lo asocié con antiguas discusiones sobre la existencia de Dios, que solo se dan con quien invade sin permiso mi atención tratando de evangelizarme o tan solo ignorando que yo pueda no ser creyente, y me habla de Dios como si su existencia estuviera sobreentendida.

Ya dije varias veces acá en Facebook que no me gusta llamarme atea porque no soy militante sino respetuosa de la creencia individual e incapaz de arrojar a un creyente al vacío de la angustia existencial minándole la fe, si no tiene una filosofía o una ideología en su reemplazo.

Dicho esto, explicaré por qué asocio este tema con Mozart.

Porque cuando alguien me falta al respeto metiéndome de prepo el lenguaje de la religión, yo sí respondo con fuerza, y una de las cosas que digo es por qué a ese dios le dio por cortarle la vida a Mozart a los 35 años, cuando era un prolífico inagotable y apenas había empezado su vida.

¿Por qué alguien que solo escribía música debía desaparecer de este mundo?

Beethoven camina solo por el campo, para Blupeados

Ludwig van Beethoven camina solo por el campo.

¿Y por qué a Dios le pareció que debía dejar sordo al genio inmenso que sucedió a Mozart ―Ludwig van Beethoven―, de tal modo que lo enfermó de sordera a los 30 años? Beethoven trató de ocultarlo evitando el contacto social, por lo que se lo calificó de huraño.

Parece que a Dios no le gustaba la música clásica, porque se ocupó de arruinarles la vida a los dos genios más grandes de la Historia de la música, que nos dejaron un legado más parecido a lo espiritual que cualquier otro legado humano trascendente.

«Dios no juega a los dados», dijo Einstein, haciendo una metáfora.

A mí me parece que este dios en el que cree la mayoría de los que tienen fe representa una mente infantil que no se ha desarrollado como adulto.

Si los creyentes fueran adultos en todo sentido, creerían en un dios que no tuviera que ver con las injusticias sino con la voluntad, la capacidad de establecer prioridades con justicia, con la de establecer categorías racionales, con la lógica, con los proyectos, con el bien comunitario. Un dios que no se ocupara de los castigos, que esto se lo dejara a los hombres. Un dios que prometiera el acierto a la voluntad que insiste a pesar del error.

Mozart murió en un tiempo en que infectaban a los enfermos con sanguijuelas y los médicos eran más estafadores que los curanderos.

No se supo de qué murió el pobre mientras escribía el Réquiem, que llora piedad eternamente siendo el autor el que lo grita. Escuchar ese Réquiem ―que inunda en ocasiones excelsas los más bellos edificios eclesiales― es sentir al pobre músico saberse moribundo.

Tuve el enorme privilegio de escuchar el Réquiem en la Catedral de Buenos Aires. Inolvidable tarde noche llena de emoción, felicidad y tristeza al mismo tiempo. En sus pocos años de vida Mozart compuso 626 obras. Su primera sinfonía a los 8 años.

Beethoven recién a los 30 años empezaba a publicar su primera sinfonía, cuando ya estaba desesperado por la creciente sordera. Pensó en el suicidio y hasta dejó un testamento para los hermanos, que se conserva. Llevaba consigo unos cuadernos de comunicación que alcanzaba a quien quisiera hablar con él de su entorno. Completamente sordo no pudo escuchar sus más grandes sinfonías, ni la Quinta, la Sexta, la Séptima, la Octava ni la Novena, la más famosa, cuya «Oda a la alegría» hoy es el himno de la Unión Europea.

Dicen que en el teatro, mientras se estrenaba la Novena Sinfonía, él la seguía leyendo la partitura, y cuando estalló el público en el aplauso colosal al final de la oda coral, alguien lo sacudió para que mirara el aplauso con el que se consagró esa maravilla que es la Novena.

Eva Row (Eva Lenczner)

Row, Eva (2021): «No me gusta llamarme atea», artículo publicado el 8 de mayo de 2021 a las 16:45 en la página de Eva Lenczner en el sitio web Facebook.

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