Texto copiado de la página Asociación de Ateos Españoles, en Facebook (26 de agosto de 2024):
«¡Los ateos no deberían predicar!»
Una persona que afirma ser psicóloga le pregunta a un ateo:
«¿Por qué gastas tiempo en algo que es inútil para ti? Si Dios no existiera no tendrías necesidad de negarlo, ni mucho menos tendrías que esforzarte en que la gente deje de creer».
Esa pregunta sugiere que la psicóloga parte de la premisa de que la no creencia en Dios debería llevar a la indiferencia hacia la religión.
Sin embargo, desde una perspectiva atea, hay varias razones por las cuales alguien podría dedicar tiempo a discutir sobre religión o a promover el ateísmo:
Impacto social y cultural
La religión, aunque no sea verdadera desde la perspectiva atea, tiene un impacto real en la sociedad, las leyes, la educación y la vida diaria de las personas.
Un ateo puede considerar importante discutir sobre religión para promover un mundo más secular, donde las decisiones se basen en la razón y la evidencia en lugar de la fe.
Defensa del pensamiento crítico
Para muchos ateos, el esfuerzo de discutir sobre religión tiene que ver con promover el pensamiento crítico y la educación. Consideran que cuestionar las creencias religiosas puede ayudar a las personas a adoptar una visión del mundo basada en la evidencia y la razón.
Derechos humanos y libertades
En algunas sociedades, la religión se utiliza para justificar la discriminación o la violación de derechos humanos. Un ateo puede sentirse impulsado a actuar en contra de estas injusticias, que están enraizadas en creencias religiosas.
Experiencia personal
Muchas personas que se identifican como ateas pueden haber sido religiosas en el pasado y pueden sentir que han sido engañadas o que han perdido tiempo y energía en creencias que ahora consideran falsas.
Hablar sobre su ateísmo puede ser una manera de procesar esa experiencia y de ayudar a otros que puedan encontrarse en una situación similar.
Diálogo y diversidad de ideas
Finalmente, un ateo puede participar en discusiones sobre religión simplemente porque valora el diálogo abierto y la diversidad de ideas.
Discutir creencias, incluso aquellas que no se comparten, puede enriquecer la comprensión mutua y contribuir a una sociedad más tolerante y pluralista.
La negación o el esfuerzo por promover el ateísmo no necesariamente provienen de una preocupación por la existencia de Dios, sino de las consecuencias prácticas y sociales de las creencias religiosas en el mundo.