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Tal como afirma el exdevoto Steven J. Gelberg, en su artículo de 1991 «Por qué me fui de ISKCON» (que copié en este mismo sitio web), los miembros del movimiento Hare Krishna suponen que si una persona que se acerca al movimiento tiene pene es automáticamente superior a una devota madura que haya estado perfeccionando su conciencia por décadas; fomentan que un esposo se sienta cómodo dándole órdenes a su esposa como si él fuera un mahārāja y ella un peón, como si ella estuviera colocada en esta tierra simplemente para servirle y satisfacerlo.


Śrīla Prabhupāda fue entrevistado por una mujer periodista para un periódico de la ciudad de Chicago, 9 de julio de 1975:[1]

Reportera: Y si las mujeres se mantuvieran subordinadas a los varones, ¿eso resolvería todos nuestros problemas?

Śrīla Prabhupāda: Sí. El varón quiere que la mujer sea subordinada, fiel a él. Entonces estará listo para hacerse cargo de ella. La mentalidad del varón es diferente a la mentalidad de la mujer. Así que si la mujer acepta permanecer fiel y subordinada al hombre, entonces la vida familiar será pacífica.


Śrīla Prabhupāda en una carta a una discípula, 16 de febrero de 1972:

La verdadera ocupación de una mujer es cuidar de los asuntos de su hogar, mantener todo limpio y pulcro, y ver si hay suficiente cantidad de leche, debe dedicarse todo el día a batir mantequilla, hacer yogur, cuajada, tantas variedades agradables que pueden lograrse simplemente a partir de la leche de vaca. La mujer debe estar todo el día limpiando, cosiendo, haciendo ese tipo de cosas.[1]

Blupeados, reunión de madres en Mayapur 2

Varias mujeres líderes de ISKCON se encuentran en Vrindāvan para criticar el libro de Bhaktivikāśa Swāmī[2] Mujeres: ¿madres o maestras espirituales?, pero quedan desconcertadas al descubrir que el libro no hace más que basarse en los libros y las instrucciones de Śrīla Prabhupāda.

Śrīla Prabhupāda en su paseo por la mañana, cantando rondas y charlando en la ciudad de Chicago (Estados Unidos), el 10 de julio de 1975:

Śrīla Prabhupāda: A las chicas les enseñaremos solamente dos cosas. Una es cómo ser casta y fiel a su marido y la otra es cómo cocinar bien. Esas son las únicas dos calificaciones que requiere una mujer. La mujer debe aprender a ser casta y fiel a su marido y debe aprender a preparar comidas de primera clase. Solo se requieren estas dos calificaciones. Entonces la vida de esa mujer será exitosa. Tenemos que educar a nuestras niñas a cómo ser fieles, castas esposas, y cómo cocinar bien. Que aprendan toda clase de variedades de cocina. ¿Es muy difícil? Y apenas cumplan 15 o 16 años deben casarse. Si están calificadas, no les será difícil encontrar un buen marido. Aquí los varones no quieren casarse porque no están muy inclinados a casarse con una esposa que saben que no será casta. Ellos saben eso, que «me casaré con una chica, pero ella es incasta». ¿Tú qué piensas?[1]

Carta de Śrīla Prabhupāda a Arundhatī Devī Dāsī, fechada el 30 de julio de 1972:

Blupeados, reunión de madres en Mayapur

Otra foto de la misma reunión.

Para una mujer gṛhiṇī, la adoración a los hijos es más importante que la adoración a la deidad. Si no puedes pasar tiempo con él [tu hijo], entonces detén tus deberes como pūjarī. Por lo menos debes cuidar bien a tu hijo hasta que él tenga cuatro años. Si después de ese tiempo ya no puedes cuidarlo más entonces yo me haré cargo de él.[1]

Śrīla Prabhupāda ―y las tradiciones hinduistas, vaishnavas y védicas― alientan a las mujeres a ser gṛhiṇī (‘amas de casa’). Ese es el deber más importante de las mujeres. Para los niños en el hogar, una gṛhiṇī actúa como madre, abuela, limpiadora, fregadora, cocinera y guía.

En ninguno de los śāstras aparece ni un solo caso en que una mujer estudiara o enseñara los Vedas, ni que llevara el yajñopavīta (el ‘cordón sagrado’). Śrīla Prabhupāda y Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākur no indicaron que tuviéramos que cambiar esa antigua tradición védica haciendo que las mujeres asumieran estas actividades.

Los devotos que apoyan la creación de mujeres dīkṣā gurus citan a Jāhnavā Mātā, a Gaṅgamātā Goswāmiṇī, y a otras mujeres a quienes Śrīla Prabhupāda reconocía como gurus.

Sin embargo, en la historia de los gauḍīya vaiṣṇavas se puede entender que esas mujeres exaltadas eran solo śikṣā gurus (nunca dīkṣā gurus), y que tales personalidades exaltadas fueron casos absolutamente excepcionales: Śrīla Prabhupāda solo mencionó esas dos o tres damas como gurus.

El primer guru de un varón es su propia madre, según el famoso mantra del Taittirīya-upaniṣad:

matri devo bhava,
pitri devo bhava,
acharya devo bhava,
atithi devo bhava.

Algunos defensores de las mujeres dīkṣā gurus señalan que en la gauḍīya vaiṣṇava sampradāya han habido cientos de mujeres gurus. Sin embargo, al investigar de cerca sus nombres, descubrimos que esas mujeres pertenecían a las «goswamis de casta» (las parivaars o líneas familiares) y fueron rechazadas tanto por Śrīla Bhaktisiddhānta Sarasvatī Ṭhākur como por Śrīla Prabhupāda.


Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (1, 10, 16):

Se dice que la mujer es como el fuego y, el hombre como la mantequilla. Al asociarse con el fuego, la mantequilla tiende que derretirse. En consecuencia, solo se les debe juntar cuando sea necesario.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (4, 25, 42).

Tan pronto como una mujer llega a la edad de la pubertad, de inmediato es agitada por el deseo sexual. Por lo tanto, es deber del padre hacer que su hija se case antes de llegar a la pubertad, pues de lo contrario se sentirá muy mortificada por no tener un esposo. Cualquiera que satisfaga su deseo sexual a esa edad se convertirá en un gran objeto de satisfacción para ella. Es un hecho psicológico que cuando una mujer en la edad de la pubertad conoce a un hombre y ese hombre la satisface sexualmente, ella lo amará por el resto de su vida, sin importar quién sea.[3]

Carta de Śrīla Prabhupāda a su discípulo Madhukara, 4 de enero de 1973:

Las mujeres son normalmente muy lujuriosas, más lujuriosas que los hombres, y son el sexo más débil. Es difícil que tengan adelanto espiritual sin la ayuda de un esposo. Por todas estas razones, nuestras mujeres deben tener esposos.[3]

Carta de Śrīla Prabhupāda a su discípula Naiskarmi, 27 de julio de 1973:

Para las mujeres, «independencia» significa que se vuelven como prostitutas, luchando por capturar algún hombre que las cuide. La mujer supuestamente independiente tiene que trabajar muy duro para hacerse atractiva usando artificialmente cosméticos, minifaldas y tantas otras cosas. En tiempos pasados, a la niña solían casarla con un muchacho adecuado a una edad muy temprana, digamos, a los seis años de edad.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (3, 23, 11):

En las escrituras se menciona todo lo necesario: qué clase de casa y adornos deben haber, qué clase de vestimenta debe tener la esposa, cómo debe estar adornada con ungüentos, esencias y otras cosas atractivas, etc. Al cumplirse esos requisitos, el esposo se va a ver atraído por la belleza de ella, con lo que se creará una situación mental favorable. A la hora de la vida sexual la situación mental podrá ser transferida al vientre de la esposa y de ese embarazo pueden salir unos buenos hijos. Cuando la pasión de la mujer es mayor, hay la posibilidad de que nazca una niña; cuando la pasión del hombre es mayor, entonces hay la posibilidad de tener un hijo.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (4, 27, 1):

Las mujeres en general están muy inclinadas sexualmente. De hecho, se dice que el deseo sexual de una mujer es nueve veces más fuerte que el del hombre. Por lo tanto, es deber del hombre mantener a la mujer bajo su control satisfaciéndola, dándole ornamentos, buena comida y ropa, y ocupándola en actividades religiosas; de este modo, no causa perturbación en el hombre.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (7, 17, 38):

La ley del divorcio está fomentando la prostitución, y debe ser abolida.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (9, 3, 10):

La mujer debe ser entrenada para volverse sumisa a la voluntad de su esposo. Los occidentales piensan que esto constituye una mentalidad esclavista para la esposa, pero en realidad no lo es: es la táctica mediante la cual una mujer puede conquistar el corazón de su esposo, por muy irritable o cruel que este sea.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (3, 23, 2):

Debido a la constitución física, el hombre siempre quiere ser superior a su esposa, y la mujer, por la constitución del cuerpo, es naturalmente inferior al esposo.[3]

Comentario de Śrīla Prabhupāda al Śrīmad-bhāgavatam (9, 6, 55):

Conforme se declara en el Bhagavad-gita (9.32), «striyo vaisyas tatha sudras te'pi yanti param gati»: a las mujeres no se las considera muy poderosas en el seguimiento de los principios espirituales. Pero si una mujer es lo suficientemente afortunada como para conseguir un esposo adecuado y que sea espiritualmente avanzado, y si ella siempre se ocupa en su servicio, ella también obtendrá el mismo beneficio que su esposo.[3]

Notas

  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 Basu Ghosh Das (2013): «Female diksha guru—some considerations», artículo en inglés, del 29 de noviembre de 2013, publicado en el sitio web Dandavats.
  2. Bhaktivikāśa Svāmī es el tristemente célebre abusador de niños en el gurukula de Vrindāvana. No abusó de ellos sexualmente sino desde el punto de vista psicológico, destruyendo sus egos falsos. Varios de sus discípulos se terminaron suicidando.
  3. 3,00 3,01 3,02 3,03 3,04 3,05 3,06 3,07 3,08 3,09 «El manual del grihastha. Basado en las enseñanzas de Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Svami Prabhupada», publicado en el sitio web Bhaktipedia.

Véase también